Reactívate dinosaurio!!!

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¡Reactívate dinosaurio!

Esta Navidad, a mis niños les han regalado unos lienzos pre-dibujados, de los chinos, que valen 4 Euros, que ya traen pinturas acrílicas con los colores que hacen falta.
Mi niña de 4 años me dijo que la ayudara. Al principio, le mezclaba los colores y se los echaba en una superficie para que pintase. Inmediatamente me dijo que ella era mayor y que sólo le dijera los colores y que ella los mezclaba.

Según ella pintaba por un lado, y yo empecé a pensar que si mezclaba un poco los colores o los hacía traslúcidos con agua (no traen blanco), podría dar el efecto de contorno y profundidad… (por sentido común). Como el cuadro era de ella, tampoco quise intervenir mucho.

Entonces, mi niño me pidió que también le ayudase a él con el suyo. Como todos los niños son diferentes, el chaval, llegado a un punto, prefirió jugar con el balón en el pasillo y pude enredar más con su cuadro, intentando no aplicar unos colores tan lisos y manchar más. Me animaba a cada pincelada.

Me había auto-convencido durante años de que no sabía pintar. Alguna vez me había comprado un libro, para aprender a pintar a lápiz, para que cuando los niños me pidieran que les pintase algo, no hacer dibujos horrorosos, pero no le había dado continuidad.

En el último libro que leí (del que tenéis aquí un comentario) hablaba de que las personas que tienen una mentalidad de crecimiento (que creen que se puede aprender cualquier cosa en cualquier momento) desarrollan mucho más su inteligencia durante toda la vida que aquellos que tienen mentalidad fija (que piensan que se nace con unos talentos).

Entonces decidí que no me iba a permitir a mí mismo decir que no tenía capacidad para colorear una plantilla, que no tendría la paciencia, que no tendría la constancia… y me fui a unos grandes almacenes, compré un kit de pintura, unas láminas pre-marcadas y me puse a pintar.

Seguro que alguien entendido que vea uno de ellos, como este bodegón, se dará cuenta de que es un trabajo de principiante donde encontrará mil fallos… pero a mí me parece estupendo habiendo dedicado menos de 20 horas desde que cogí el primer pincel (aunque cada vez que lo veo creo que se podría mejorar).

Ya he comprado no uno sino tres libros de introducción a la pintura acrílica y con horas de estudio, práctica, alguna clase… espera, espera… ¿pero a qué venía todo esto?.

Esto viene a que creo que todas las personas tenemos básicamente las mismas capacidades (aunque algunos sobresaldrán por exceso y otros por defecto según una campana de Gauss) y que he leído hace muy poco que la inteligencia puede crecer toda la vida o, que al menos, el pico de capacidad se alcanza con 50 años, no con 25. De hecho, las capacidades se mantienen durante mucho tiempo hasta que empieza a afectar la vejez.

Así que, cerca de los 40 años, ¡estoy dispuesto a dedicar un montón de horas a aprender algo nuevo! ¿Creéis que de verdad tendría sentido hacer esto si se diera alguna de estas situaciones?:

  • No hablo nada de Inglés.
  • No tengo una formación oficial mínima.
  • No tengo trabajo.
  • Mi trabajo está poco remunerado.
  • Estoy estancado laboralmente o poco satisfecho con mi entorno.
  • Los conocimientos y técnicas que uso en el día a día están obsoletas y en cualquier reorganización probablemente me vea en la calle.

Hace poco escuchaba a un responsable sindical que decía en televisión que había que luchar por el 8+8+8. Ocho horas para trabajar, 8 de tiempo personal y 8 horas de descanso… y me dio que pensar… que este planteamiento, mal entendido, podría conducir a error y perpetuar que el que está fastidiado siempre lo esté… ¿No se puede usar el tiempo personal para ser mejor profesional?, ¿para tener más oportunidades?.

Cenando con otro responsable sindical de una empresa de consultoría informática me decía que había estado trabajando durante 20 años en un mismo cliente, en tecnologías que se habían quedado obsoletas, y que la empresa era la que tenía que mantener su puesto de trabajo y reciclarlo… que no iba a hacer nada por su cuenta para aprender y ahorrarle dinero a su empresa. También me dio por pensar que esta actitud ponía «demasiado» en manos de la empresa, el destino y futuro propio…

Y es que tal vez los modelos mentales que creamos no sean correctos porque nos dejamos llevar ante una presión social que muchas veces no tiene sentido. ¡Tal vez esté ganando la batalla el perezoso! Tal vez haya convencido a mucha otra gente que su forma de ver la vida es la correcta, aquella en la que el tiempo libre o dedicado a banalidades es la fórmula para la felicidad. Tal vez tenemos que pensar si nos hemos auto-limitado la libertad de elegir qué queremos hacer o incluso si hemos tomado un actitud de rebeldía absurda contra nosotros mismos.

Si estás en una empresa de tecnología y te has convertido en un dinosaurio, ¿no crees que deberías cambiar un poco la dinámica de tu vida?. Puedes activarte durante unos meses para obtener una ventaja competitiva y luego pasar otra vez a un modo más tranquilo, ¿o ya dejamos de trabajar para nosotros mismos a menos que nos paguen por ello?. Imagínate que trabajas en un almacén y dices: «Pues no me apunto a un gimnasio no vaya a ser que entonces pueda estar más fuerte y pueda llevar más peso a la vez, sin pagarme más, y mi jefe gane más!. Si te apuntas a un gimnasio estarás más fuerte. Siempre podrás llevar más cajas o las mismas sin que te pesen tanto.

Tal vez, el que quiera, podría levantarse del letargo para extrapolar la misma técnica que estoy siguiendo para aprender a pintar, para reciclarte técnicamente: poco a poco. Sin pensar que o soy el mejor o no lo hago.

¿Y cuáles serían los pasos? Yo os puedo contar cómo aprendí a programar, aunque lo hice con C/C++, y cómo alguien se puede iniciar a Java (o a cualquier otra cosa).

  • Compré un libro de programación. (Escribe en google «libro gratuito java»).
  • Lo leí de corrido como si fuera una novela, hasta llegar a un capítulo donde no entendía nada.
  • Empecé de nuevo el libro haciendo al mismo tiempo los ejemplos: sin pretender entenderlos mucho, sólo tratando de conseguir que compilasen y tratando de interpretar los mensajes de error.
  • Seguí construyendo programas sencillos que con datos fijos que hicieran cálculos: áreas, superficies, números de la suerte, etc.
  • Después busqué el modo de meter los datos por pantalla para hacer los programas más interactivos.
  • Como se me hacía todo muy abstracto, hice que elementos gráficos se movieran por la pantalla.
  • Luego intenté crear un pequeño jueguito de marcianitos.
  • Poco a poco aumentando la complejidad y la necesidad de aprender cosas nuevas.

De este modo, se puede aprender las bases de un lenguaje. Solamente hace falta tiempo y disciplina. Con unas bases, se puede recibir cursos y sacarles partido. Sin tener ni idea, se aprovecha mucho menos al profesor.

A nuestros clientes más valientes que se quieran reciclar, les proponemos un mecanismo complementario que funciona ya con una pequeña base (que se puede obtener de cursos básicos o del planteamiento anterior). El que se inventen un proyecto muy sencillo, pero que aporte valor al negocio, y que nos contraten para que se lo hagamos y les demos formación según ellos lo van haciendo, sin llamarlo curso.

Imagínate aplicaciones sencillas:

  • Un sistema de descarga de documentos: plantillas, catálogos de productos o similar.
  • Un sistema para hacer hojas de actividad.
  • Una aplicación para reportar incidencias.
  • Un programa de reserva de salas de reuniones.
  • Un inventario de hardware de la empresa.

Todas estas aplicaciones pueden empezar como algo minúsculo y aportar un pequeño valor. Sin un objetivo claro a resolver y un límite de tiempo para resolverlo no creo que sea efectivo el aprendizaje.

Es más, podemos ser todavía más hábiles: si eres técnico te puedes reciclar en las últimas tendencias técnicas. Algunos ejemplos:

  • Motores de reglas: que utilizan tablas de decisión y lenguaje natural (¿qué más da los años que lleves programando en Java?, esto es nuevo para casi todo el mundo).
  • Programación de WebTV: esto nace ahora y nadie puede decir que tiene años de experiencia.
  • Nuevos lenguajes emergentes.

¡Lo nuevo es nuevo para todos!. Es tal vez más fácil saltar de lo obsoleto a los radicalmente nuevo que a un punto intermedio.

Si te has convertido en un dinosaurio dormido, despierta, esfuérzate un poco una temporada y verás como la ilusión por aprender y avanzar puede hacer que tengas un incentivo diario que tal vez perdiste hace mucho tiempo. Y hazlo por ti, que sólo puede traerte cosas buenas. Si generas tangibles (tutorales, guías, aplicaciones funcionando), tendrás un refuerzo positivo de la gente que lo valore.

La próxima vez que empieces una novela super-ventas, plantéate si es el libro adecuado. Lo mismo cuando dediques tiempo a los hobbies: pregúntate si no podrías hacer algo distinto que te proporcionase una nueva ventaja competitiva. Pregúntate si no lo haces porque realmente no quieres hacerlo o por lo que pensarán los demás si lo haces. Sobre todo piensa si crees que te lo va a «recriminar» alguien al que le va especialmente bien o alguien al que le va mal en la vida.

Una de mis frases favoritas: La suerte favorece a la mente preparada, de Luis Pasteur.

3 COMENTARIOS

  1. Muchas gracias por el artículo, tengo que reconocer que estas en lo cierto y que en mi caso, seguir esos consejos me han ayudado a mejorar personalmente.

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